El vendedor de agujeros

La historia que hoy traigo es disparatada y fantasiosa, basada en imaginar y exagerar. Es una narración espontánea y divertida, cercana a los niños por el vocabulario que tiene, así como acercándoles a la ciencia, aunque sea a partir de inventos disparatados.

En ella, podemos ver la empatía que manifiesta tanto Alfredo como su abuela, para ayudarle a superar los problemas y no ahogarse en un vaso de agua: todo es cuestión de seguir intentándolo, y con ayuda, siempre es más fácil, mejor, y más divertido.

También nos permite acercar el mundo infantil de los niños al mundo adulto, adquiriendo determinadas responsabilidades y siendo consciente de las repercusiones que tienen los actos.

Alfredo visita ese verano a su abuela y acaba viviendo una de las historias más apasionantes, a la vez que disparatadas de su vida. Todo comienza cuando se encuentra en la plaza del pueblo a un vendedor un tanto peculiar, que guarda en su maletín ¡agujeros!. Este científico, Porfirio, está estudiando la fabricación de agujeros, aunque este invento no está aun terminado y por ello se considera un fracasado. Alfredo le hace ver que no es así, que todo en cuestión de perseverancia y no rendirse. El problema es, cuando un invento pensado para ayudar, cae en malas manos. Esto nos ayudará a reflexionar y debatir que no hay inventos malos como tal, sino malos usos que se le dan y que habría que intentar (y conseguir) reducir y eliminar.

Es así como tienen que solucionar un problema que, si lo pensamos, realmente ellos no han creado. Pero la ambición y el poder, hace que otras personas tergiversen las funciones de las invenciones que se crean.

Aventura, amistad, empatía, sensibilidad, esfuerzo y superación son algunos de los valores que se plasman en estas hojas, todo bañado con un toque de imaginación.

Datos del libro

Título: Las trenzas de Luna

Autor: Miguel Ángel Mendo

Ilustradora: Ada Sinache

Editorial: Everest

Páginas: 92

ISBN: 978-84-283-4207-7

Espero que os haya gustado.

Un besote